Alguna vez leí que las ciudades son inmensas acumulaciones de tiempo: imponentes edificaciones modernas, bellas casas coloniales y antiguas iglesias y viviendas de toda clase nos cuentan la leyenda de una Bogotá que se ha alimentado de la historia para poder construirse. Arquitectos e ingenieros de toda índole han contribuido a desarrollar el patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad, pero de la misma manera también han aportado todos aquellos habitantes de los antiguos barrios populares, que poco a poco, en las tardes libres de trabajo o los domingos acompañados de ricos almuerzos preparados en olla, se encargaban de levantar sus viviendas de ladrillo en ladrillo.
La sede de nuestro local más antiguo tiene lugar en el Edificio San Marcos. Hace 5 años este edificio fue declarado patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad: construido en la década de los años 40, representa uno de los primeros intentos de Bogotá por alcanzar la cúspide del crecimiento y de la modernidad. De hecho, a partir de las décadas de los años 40 y 50, la ciudad de Bogotá hace un gran esfuerzo por acomodarse a la población que inmigró desde los campos y al inevitable proceso de modernización que esto implicaba. Mayormente constituida por casas familiares, Bogotá comenzó a construir edificios que pudieran albergar más familias en un mismo espacio. Respondiendo a esta dinámica, el Edificio San Marcos se levantó proyectando sus planos a 9 pisos, una altura considerable para ese entonces. Sin embargo, lo que hace único a nuestro edificio fue que de todas maneras el arquitecto quiso conservar la comodidad y el ambiente acogedor de las casas familiares. Con este propósito innovó en su estructura arquitectónica ofreciéndole a la ciudad la primera edificación de apartamentos dúplex.
Como el Edificio San Marcos, en Bogotá hay otras locaciones y edificios particulares que hablan de distintas épocas históricas de nuestra ciudad. Por ejemplo, en el Pasaje Hernández, ubicado en la calle 12 del barrio La Candelaria, se respira la Bogotá del siglo XIX, que habiéndose independizado del imperio español hacía unas cuantas décadas, empezaba a desarrollar su sector comercial. Así mismo, la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo, ubicada en la calle 10 del barrio La Candelaria, nos habla de una Bogotá decimonónica, que aunque ya empezaba a urbanizarse, continuaba dándole un valor inmenso a la conservación de los antiguos oficios semi-rurales. Por otro lado, el Teatro Faenza, ubicado en la carrera 5, aún conserva intacta su fachada y su estructura original. El teatro fue construido en 1938 y fue el primer cine de nuestra ciudad. Hoy en día está en manos de la Universidad Central y se ha utilizado para varios eventos institucionales y culturales.
Aunque en los últimos años Bogotá se ha entregado al ritmo de una modernización acelerada, aún podemos visitar distintas edificaciones que nos hacen respirar los aires de otros tiempos. Si visitamos el Pasaje Hernández, podemos cerrar los ojos e imaginar caballeros de capa y sombrero y damas de falda larga haciendo sus compras para la temporada navideña. En la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo, los artesanos de hoy escucharán a través de sus paredes los consejos de los maestros que antaño se formaban allí, y muy seguramente, en el Teatro Faenza aún podremos revivir la emoción de los capitalinos que iban a cine por primera vez. En nuestro local también se respira esa tradición: las familias que viven en el edificio aún prefieren San Marcos para salir a desayunar los domingos, y todavía se siente la alegría de los bogotanos que por décadas han preferido nuestros productos a la hora de degustar las mejores lasañas, panes y ponqués. Los esperamos con los brazos abiertos.
Cocina Italiana ,Edificio San Marcos ,Panaderia Artesanal ,Restaurante Italiano ,San Marcos 1943